sábado, 13 de julio de 2013

FRANCIA IV: ZWEI DEUTSCHE SOLDATEN


En Normandía existen varios cementerios pertenecientes a los diferentes ejércitos que participaron en la contienda: americanos, ingleses, canadienses, polacos, franceses… pero también existen varios cementerios (los más numerosos) que albergan las tumbas de los soldados alemanes. Nosotros decidimos visitar el cementerio alemán de La Cambe, no más de quince minutos en coche al oeste del americano.
Al llegar encuentras igualmente el aparcamiento muy bien organizado y una sala museo dedicada a los soldados alemanes que han luchado por la paz en el mundo en diferentes contiendas a lo largo del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Es un alegato en contra de las guerras y el fanatismo. Fuera del museo varios mástiles enarbolan las banderas de Alemania, Francia, Inglaterra y Estados Unidos.
Un muro rodea el cementerio. Para atravesarlo solo hay una estrecha puerta de hierro por la que solo cabe una persona. Una vez que la traspasas, te encuentras con una extensa parcela de césped perfectamente recortado y algunas cruces que sobresalen (pocas y simétricamente colocadas) En el centro de la parcela se alza un monumento de piedra marrón que representa a la virgen y San Juan junto a la cruz vacía. Hay poca gente, además de nosotros, algún que otro turista alemán y las máquinas cortadoras de césped. Indudablemente este cementerio tiene menos éxito turístico que los otros. No hay gloria para los perdedores.

Al pasear por los senderos, te das cuenta que las cruces son en realidad hitos para separar los sectores. Alrededor de ellas se sitúan las tumbas: pequeñas lápidas cuadradas de color marrón a ras del suelo. Bajo cada una de ellas, están enterrados dos soldados. En ellas están grabados sus nombres, la fecha de su nacimiento y la fecha de su muerte. ¡Algunos con tan solo 16 años! ¡La mayoría con una edad comprendida entre 17 y 21! La sensación es un poco triste, sobre todo por el desasosiego que produce el olvido. Y no debería ser así, porque hay motivos en el cementerio para pensar que se afanan en evitarlo. Y es loable, ya que estos hombres enterrados son también víctimas de una contienda injusta.
Pero lo más llamativo son la gran cantidad de lápidas que contienen solo un nombre a pesar de albergar dos cuerpos. En ellas, debajo del nombre de uno de ellos, aparecen tres palabras: “Ein deutscher soldat” (Un soldado alemán) y en muchas otras solo aparece la inscripción “Zwei deutsche soldaten” (dos soldados alemanes). Los enterraron sin saber sus nombres. El olvido se los tragó para siempre, y no solo se ha perdido su recuerdo sino que da la sensación que ese olvido es parte de la humillación recibida.

En el año 2008, en la Batería de Maisy, unas trincheras que aún se conservan cerca de Omaha Beach, se encontró sepultado por una plancha de hormigón, el cadáver de un soldado alemán. Las autoridades hicieron todo el esfuerzo tecnológico por identificarlo, y lo lograron. Hoy yace también junto a sus compañeros en La Cambe. Es importante el recuerdo. No lo fue para los nazis, pero sí lo es para los actuales alemanes que nada tienen que ver con aquellos.
Visitando los museos, los cementerios, los memoriales, los comercios, nos hemos dado cuenta que la bandera alemana nunca aparece cuando se habla de los nazis, siempre aparece la bandera roja con la esvástica. Una buena forma de reivindicar la locura y castigar a los verdaderos culpables dejando a un lado al país de origen.

De cualquier forma, hemos percibido la sensación de culpa instalada en los rostros de los alemanes cuando visitan este cementerio de La Cambe. Debe ser difícil evitarlo, sobre todo cuando ni siquiera pueden conocer algunos nombres de sus muertos.